Hace unas semanas que ha transcurrido una de las noticias más comentadas en nuestro país. El rey Juan Carlos I ha abdicado. Su hijo Felipe, hasta ahora Príncipe de Asturias, tomará el relevo a su padre y tomará el nuevo cargo como Felipe VI.
No voy a entrar en la polémica en si soy monárquica o no.
Esta situación que hemos vivido, se puede trasladar en cómo el rey Juan Carlos I no ha perdido comba, en cómo formar a quien sería su nuevo sucesor. El nuevo rey es de los mejores en cuanto preparación se refiere.
Esto viene muy al caso en el momento en que en las empresas familiares (sobre todo el fundador de la compañía) quieren formar a sus nuevos futuros para poder llevar el cargo con la mayor responsabilidad. Qué importante es estar al ojo avizor y poder tomar las decisiones correctas en el momento apropiado. No dejarse llevar por el momento de las vacas gordas, ser conservador, y tener un remanente en tus arcas.
Cuánto se pide al nuevo sucesor para dar la cara. A parte de estar bien formado, tiene que tener madera de líder, tener inteligencia emocional para que en momentos tensos pueda animar a su equipo. También se pide que sea al mismo tiempo emprendedor y que nunca se pueda caer.
Visto así parece ser un superhéroe de cualquier comic. Pero no, no hay que olvidar que son personas y que como tales también se equivocan. No son meras piedras. Lo bueno de todo es que por mucho que te equivoques siempre hay que levantarse y aprender.
Si eres un miembro de familia que trabajas para una empresa familiar como si eres una persona que trabaja en empresa familiar o no, intenta estar al día de lo que se pide de tu nuevo cargo o rol y si ves que no estás bien encaminado intenta orientarte por un experto.
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